Modernización.

Hoy me he levantado y he decidido que necesitaba modernizarme.
Así pues, me he intentado poner al día de las modas y costumbres de los jóvenes, llamémosles... normales y corrientes.

He empezado por cambiar mi vestuario habitual.
¡Demonios! Jamás me había percatado de que una camiseta que sobresale por debajo de la chaqueta y unos calzoncillos ajustados por la altura del sobaquillo te dejaran tal sensación de comodidad. Al diablo con mis zapatillas. Nada entra mejor que unas naic desgastadas.

También, en un vano esfuerzo por igualarme a los demás, he tratado de ganarme una posición social.
Fingí reirme de lo que no entendía. Qué importa, es gracioso, y lo gracioso cae bien, y eso gusta, ¿no trata de eso al fin y al cabo? Pero eso no era suficiente. He demostrado mi conocimiento en amplios campos científicos como la programación de la televisión, el clima, las secreciones humanas, las redes sociales, la pornografía y otras materias de igual o mayor interés, qué sabré si me dejo alguna importante en el tintero, reitero que pretendí ser moderno en vano.

Me he puesto al día de los videos más graciosos de la red. Estoy utilizando ahora mismo mientras escribo uno de los libros que estaba leyendo como posavasos de una mezcla de alcohol explosiva que he preparado en ausencia de mis padres.
Sí, ya noto la modernización quemándome la garganta.

Por último, decidí hacerme una foto de estas que están de moda en el baño a pecho descubierto.

Por desgracia, jamás he entendido por qué no me dejan hacer fotos en los eventos familiares.